Manual de la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
"Antes que nada cuida de tu
corazón, pues de él brota la vida" (Pro 4, 23)
"Pues Dios sabe que los amo
tiernamente en el Corazón de Cristo Jesús."
(Fil 1, 8)
CAPITULO PRIMERO
Fundamentos
de la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús en las Sagradas Escrituras
Introducción
:
Antes de comenzar con el análisis de los
aspectos escriturísticos propiamente dichos conviene aclarar, anticipadamente,
dos aspectos muy importantes de lo que entendemos por devoción y culto al
Corazón de Jesús :
1- Caigamos en la cuenta de que el amor
indiviso de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es
el objeto real de la Devoción y el culto
que le
debemos al Sagrado Corazón de Jesús.
2- Nuestra atención se centra
preferencialmente en su Corazón, por ser la expresión "sacramental"
por excelencia de su infinito Amor, pero por Corazón de Jesús entendemos, desde
luego, toda la Persona íntegra del Señor Jesús.
Con anterioridad a la gran Carta Encíclica "Haurietis
Aquas" de Pío XII, del año 1956, casi todos los trabajos y estudios
que se hicieron para descubrir la sólida base que tiene en las Sagradas
Escrituras la devoción al Corazón de Jesús, adolecieron un método y enfoque
bastante defectuoso. Como bien señaló hace años el P. Hugo Rahner, en la mayor
parte de los casos, el método de buscar el mayor número posible de citas
bíblicas que pudieran probar tal o cual aspecto previamente determinado de la
devoción rindió por lo general muy pobres resultados, debido a que el punto de
partida era incorrecto.
No acudimos a las Sagradas Escrituras para
confirmarnos en nuestros propios puntos de vista, por más piadosa que sea
nuestra intención. Acudimos a los estudios bíblicos para dejarnos guiar por la
Palabra inspirada y servirla; no para servirnos de ésta.
Un primer resultado, pues, de este mejor
enfoque para consultar las Escrituras, fue el abandonar la insistencia
desproporcionada por hacer exégesis de textos, tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento, donde aparece la palabra corazón en referencia directa al
corazón del Mesías. De ahora en adelante, sin descuidar la importancia de esos
textos, nuestra atención debe volverse hacia el horizonte más propio y adecuado
de la Devoción : El Amor infinitamente tierno de
8
Dios,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, que se nos revela admirablemente bajo ese
sacramento definitivo, que es la Sagrada Humanidad del Verbo, y se expresa
perfectamente por esa palabra "fuente" que es corazón.
Este ampliarse, tan acertadamente, los
horizontes y el contenido de la expresión Corazón de Jesús para abrazar el Amor
de la Santísima Trinidad, tal como se nos ha manifestado en Jesucristo, nos
permite acercarnos a las Sagradas Escrituras, desde un punto de partida mucho
más abarcador.
Nos damos cuenta de que no debemos auscultar
solamente esos textos donde encontremos alguna referencia relevante al Corazón
de Jesucristo, sino que también todos esos otros que nos hablan del Amor de
Yahvé por su Pueblo; amor continuamente traicionado tanto por Israel como por
toda la humanidad. Todos ellos culminan en ese momento herido de la historia en
que atravesamos de una lanzada el Corazón mismo de Dios.
Corazón
La palabra corazón se emplea más de mil veces
en el Antiguo Testamento y unas ciento cincuenta en el Nuevo. Sólo unas treinta
veces en referencia al corazón de Dios, debido a que este tema del corazón de
Dios, es decir, de su intimidad, le resultaba muy delicado a ese pueblo que
tenía una conciencia tan viva del respeto que le debemos a Dios. Es obvio, de
todas maneras, que se trata de una proto-palabra, es decir, de una de
esas palabras básicas tales como espíritu, rostro, mano, camino, etcétera, que
integran el núcleo central del lenguaje bíblico, y sin las cuales no
lograríamos adentrarnos en el pensamiento semita.
En hebreo, la palabra y sus sinónimos son: leb,
lebab, beten, me 'im, qereb. En griego : kardia, koilia y splanchna. En
latín: cor, venter, viscera.
Una de las acertadas definiciones de corazón
en el contexto del lenguaje bíblico en el Antiguo Testamento nos la ha dado G.
Kittel :
"El
corazón es el principio y órgano de la vida humana personal, el punto interno
donde se realizan el ser y el obrar de cada uno como personalidad espiritual y,
por tanto, la fuente y sede de la vida ética y religiosa. (1)
En resumen, podemos afirmar, con todo
fundamento, que para los hebreos, la palabra corazón encerraba en los
tiempos bíblicos mucha mayor riqueza que la que tiene hoy día para nosotros.
Tal vez por eso, cuando el deuteronomista trata de sintetizar cuál es la
relación que Dios desea de cada israelita, no encuentra otra expresión más
adecuada que la de una relación de amor
"con
todo el corazón" ...
Cuando Jesús usa esta palabra en el Nuevo
Testamento, podemos apreciar claramente, por el contexto, la riqueza de su
contenido : "Porque de adentro, es decir, del corazón del hombre, es
que salen los malos pensamientos..." (Mc 7,21) O todavía con más fuerza:
"Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón" (Mt 5. 11). Al
invitarnos a fijarnos en su corazón, )no es obvio que nos
está queriendo decir algo de mucha importancia acerca de su personalidad misma?
Es decir, que por su corazón, precisamente, es que vamos a poder identificarle
frente a los demás seres humanos.
9
Su Corazón - nos dice - no es como el de los
maestros fariseos, porque su "personalidad", su modo de sentir, de
comprender y de amar es radicalmente diferente al suyos. Ellos son altaneros,
El es humilde. Ellos son duros, El misericordioso, comprensivo. Ellos tienen un
corazón que no corresponde al sentir del Corazón del Padre, que es tierno,
cariñoso y compasivo para con todas sus criaturas. Por eso, nos dice con
firmeza : (Aprendan de Mi", aprendan de mi Corazón!
En el Nuevo Testamento, entonces, la palabra
designa al corazón en el que rebosa el Espíritu (Gal. 4,7), al corazón
que ha sido "circuncidado" (Rom. 2,29) es decir, ha sido
consagrado totalmente al Señor. El distintivo fundamental de estos corazones es
su capacidad de "ágape", es decir, de amor generoso y
desinteresado. Son corazones limpios (1 Tim 1, 5) a través de una fe que
es también "del corazón" (Rom 2, 29).
Este puede que sea el lugar más apropiado
para insertar unas observaciones tremendamente incisivas, del P. Hugo Rahner,
acerca de lo desacertado que resultan las reservas de algunas personas en
cuanto al fundamento que tiene la expresión Corazón de Jesús en las Sagradas
Escrituras
:
"El término corazón ha
conservado en la liturgia eclesiástica y en la piedad cristiana, según vemos,
el mismo sentido pneumático que tiene en las Sagradas Escrituras. En
consecuencia, podemos aventurar la afirmación de que, cuanta menos comprensión
se tiene de la esencia de esta Devoción al Corazón de Jesús, tanto menos se
entiende la palabra de Dios en la Biblia." (2)
Vamos a preguntarnos y a ver ahora qué clase
de evidencia encontramos en las Sagradas Escrituras, en cuanto a que Dios haya
querido revelarnos o indicarnos algo que sea relevante acerca del corazón
humano-divino de su Palabra eterna, Cristo Jesús, nuestro Señor y Redentor.
Comenzamos, naturalmente, con el análisis de
varios textos del Antiguo Testamento. Nos limitamos, desde luego, a aquellos,
cuya validez como textos mesiánicos es incuestionable, dado que al citarlos
como tales el Nuevo Testamento, estamos seguros de que nos refieren con certeza
a Jesucristo.
Confiamos en que el método que empleamos - de
traer a la consideración directa de los lectores los textos mismos, acompañados
de un breve comentario -lo encuentren provechoso, aun aquellos de ustedes que
no estén muy familiarizados con la disciplina de los estudios bíblicos.
Nota
aclaratoria :
Conviene recordarles a los lectores un
principio muy importante para la correcta interpretación (hermenéutica) de un
texto bíblico : La inspiración divina de un texto de la Sagrada Escritura no
implica que los autores sagrados, al escribir un texto, hayan tenido plena
conciencia (sensus plenior), de todo el alcance teológico de lo que escribían.
Es decir, que el que nosotros señalemos ahora que tal o cual texto nos hable o
nos refiera al Corazón del Redentor, no implica o exige que el autor sagrado
haya tenido también noción completa y adecuada de ello.
10
Salmo 40,
7,9
"Me hiciste saber que
no te agradan víctimas ni ofrendas; no pediste sacrificios para borrar el
pecado. Entonces dije : Ahora vengo, conforme está escrito en el Libro".
No deseo más que hacer tu voluntad y llevo Tu ley en mi corazón."
Se trata de la plegaria "cuando entra en
el mundo" (Heb 10, 5-7) el futuro Mesías. La oración describe con
admirable concisión y fuerza el sentir del corazón de Jesús : su absoluta
entrega sacrificial a la voluntad del Padre. El corazón humano del Mesías, a
quien Dios ha dotado de un cuerpo humano es ahora ese lugar más interior del
Templo donde El es la ofrenda sacrificial definitiva que redime al mundo.(3)
Jeremías
30, 21-23
"Su soberano será uno
de ellos, pues saldrá de su mismo seno. Le daré audiencia y se acercará a mí;
pues, )quién es el que se halla capaz de arriesgar su vida para
acercarse a mí?, dice Yahvé. Ustedes serán mi pueblo, yo seré su Dios."
"Miren cómo
estalla la tempestad de Yahvé y cómo se desencadena su temporal y se
descarga
sobre la cabeza de los malvados. La cólera de Yahvé no se
|
apaciguará
|
|
hasta
que no se haya cumplido y realizado el propósito de su
|
corazón".
|
|
Este no es un texto que oigamos comentar muy
a menudo que digamos, quizás porque requiere un análisis exegético que va más
allá de lo común. Pero es un texto muy importante, ya que describe en un
lenguaje fuerte, austero y solemne, la naturaleza de la entrega del corazón que
se le requiere al Mesías para que se realice la obra de la redención.
Uno de los mejores
comentarios de este texto se lo debemos también al
P.
Hugo Rahner : El "acercarse" que leemos en este texto debemos
entenderlo en sentido estrictamente sacerdotal, ya que esta dignidad no se
escoge por iniciativa propia, sino que se es llamado a ella (Heb. 5,4)."
El "acercarse" implica a la vez entregar la vida y "dar
el corazón en prenda" : Jesús dio realmente su corazón en prenda, al
acercarse al Padre como sacerdote en su definitiva acción sacrificial. "Por
eso le daré en herencia muchedumbres, por haber entregado su alma hasta
la muerte." (Is. 53,12). De esta manera expresa también el profeta
Isaías basicamente
lo
mismo : "La redención se realiza mediante la entrega irrestricta del
ser desde el corazón dado en prenda..." (4)
Salmo
22,15
"Yo
soy como arroyo que se escurre, todos mis huesos se han descoyuntado. Mi
corazón se ha vuelto como cera,
y se derrite en mi
interior."
Podemos afirmar que
cada palabra de este salmo, verdadera oración de muerte, es mesiánica. El Señor
lo rezó, al menos en sus primeros versos, en su agonía: "Dios mío, Dios
mío,
)por qué me
has abandonado?" (Mt 27, 46).
Muy temprano en la
historia de la Iglesia, alrededor del año 150, San Justino comentaba así
11
estos
versos del Salmo :
"Porque en los
"Recuerdos", que yo digo que fueron escritos por los Apóstoles,
|
se
|
|||||
narra
que Este derramó un grueso sudor de sangre, en el momento que
|
oraba y decía :
|
|||||
"Pase,
si es posible este cáliz", pues, evidentemente le temblaban
|
su corazón y sus huesos,
|
|||||
como si
el corazón fuera de cera y se le derritiera en
|
su interior. Así nos podríamos dar
|
|||||
cuenta
nosotros de que el Hijo sufrió todo
|
esto por nosotros y no fuéramos a
imaginarnos
|
|||||
que siendo, como era, el Hijo de
|
Dios, no le
afectaba nada de lo que hacía y de lo que le
|
|||||
pasaba".
(5)
|
No sólo por este comentario, sino que también
por otros de carácter muy semejante, San Justino es uno de los primeros
escritores cristianos en invitarnos a una lectura sentida de las Sagradas
Escrituras que no nos permita nunca permanecer insensibles ante ese Corazón
desgarrado de nuestro Redentor.
Unos pocos versos más adelante el salmo se
transforma de canto de muerte en canto de liberación: "Los pobres
comerán hasta saciarse, alabarán a Dios los que lo buscan; vivan sus corazones
para siempre" (Sal 22, 27). El quebranto del corazón del Mesías da
lugar al rescate para la vida de un sinnúmero de corazones que buscan a
Dios ...
Salmo
69,20
"Las ofensas me han roto el
corazón; (estoy sin ánimos y sin fuerzas!
Inutilmente he
buscado quien me consuele y compadezca".
)Con
qué propósito le dejó saber el Espíritu Santo al autor del salmo la amarga
hondura del desconsuelo de Jesús en su pasión? Para provecho espiritual
nuestro, es obvio. Para alimento de nuestra agradecida devoción, seguramente.
No dejemos de observar que un poco más
adelante, en el verso 32, la palabra profética nos deja ver que el desconsuelo
del Corazón del Mesías sufriente habría de ser fecundo: "El corazón
de los que buscan a Dios se alegrará."
Salmo 16,
9-11
"Por eso dentro
de mí,
mi
corazón está lleno de alegría. Todo mi ser vivirá confiadamente, pues no me
dejarás en el sepulcro,
(no
abandonarás en la fosa a tu amigo fiel! me mostrarás el camino de la
vida.
Hay
gran alegría en tu presencia, hay dicha eterna junto a ti".
Nada menos que San Pedro mismo es quien nos
asegura, en su primer sermón (He 2, 30-31), que estos versos mesiánicos
se cumplieron en la Resurrección de Jesús, el Mesías. El salmo todo es
como un canto de agradecimiento y de paz que brota del Corazón del Mesías
arrebatado a la muerte, y del que comienzan a desbordar gracia y paz. Desde la
hondura del dolor de ese
12
Corazón
que el Padre ha rescatado del abismo es que brotan ahora como torrentes las
aguas vivas del Espíritu.
Dos textos
en clave de Pascua
"El
último día de la Fiesta era el más importante, Aquel día, Jesús puesto en pie,
dijo con voz fuerte:
Si
alguno tiene sed, que venga a mí y beba el que cree en mí. Pues la Escritura
dice : De El saldrán ríos de agua viva."
(Jn 7, 34-37)
Estos versos es posible que estén redactados
de manera diferente en la Biblia que tú usas (sin mayúscula en "El" y
con otra puntuación). Para unos exégetas, los ríos de agua viva brotarán del
interior del creyente; y para otros, del interior de Jesús. En el texto
original griego la palabra que se usa es "koilia", que se
traduce como entrañas o corazón. Nosotros, desde luego, seguimos
la tradición más antigua y la que el Pueblo de Dios y el magisterio de la
Iglesia han preferido intuitivamente, que es ésta del texto que lees aquí y que
afirma que las fuentes de la salvación brotan del Corazón mismo de Jesús.
Al Pueblo de Dios le debe llamar la atención
que la autoridad docente de la Iglesia nos deje en libertad de discernir por nuestra
propia cuenta cuál es la versión más adecuada, en casos como éste, tan
importantes para nuestra comprensión del Misterio de Cristo. Quizás pueda
ayudarnos un poco, a entender la posición de la Iglesia, el recordar que el
Señor Jesús mismo tuvo que quejarse con nosotros - camino de Emaús - de lo tan
torpes que somos para captar el verdadero sentido de las Escrituras (Lc 24,
25).
Al venir ahora al análisis más en concreto
del texto, un primer comentario nos lo facilita la Carta-Encíclica Haurietis Aquas,
cuyo primer párrafo en latín proviene del texto de Isaías :
"Sacarán
aguas con gozo de las fuentes de la salvación (Is 12,3). Para
los redactores del documento papal, la bella imagen empleada por el
profeta se convierte en realidad en el Corazón de Jesucristo, la única y
verdadera fuente de salvación.
A esta fuente se refieren también las
palabras del profeta Zacarías: "En aquel día habrá una fuente
siempre corriendo, para que los descendientes de David y los habitantes de
Jerusalén se puedan lavar de sus pecados" (Za 13, 1). El contexto
mesiánico de sus palabras es claro:
"Llorarán
al que traspasaron, como se siente la muerte de un hijo único" (Za 12, 11)
. Es obvio que San Juan ve cumplirse
en su Evangelio, en el capítulo 19, estos versos y también en el verso 46 del
capítulo 12 del Exodo : "no le quebrantarán ningún hueso".
Es posible que estas imágenes de fuentes y
aguas vivas, tan naturales y atrayentes, no nos resulten totalmente familiares
hoy día, aun siendo cristianos; pero, para el pueblo que escuchó a Jesús, lo
fueron necesariamente, ya que tanto entonces, como todavía hoy, el agua es la
necesidad más apremiante para la población del territorio de Israel. Por eso,
quizás, es que San Pablo, siendo israelita, ve con tanta claridad que Jesús es
el nuevo Moisés y aun la roca misma (1 Co 10, 2, 4) de donde
brotan las aguas que pueden calmar la sed espiritual del pueblo.
Situémonos de nuevo ahora en el texto clave,
por su carácter pascual, y pidámosle al Señor que derrame de nuevo su Espíritu
Santo para que alcancemos a comprender, en todo su valor, el testimonio que nos
da Juan para que creamos. Observa la importancia y solemnidad - sin paralelo
13
en las
cuatro redacciones de los Evangelios - con que se expresa :
"Al llegar a Jesús,
vieron que ya estaba muerto. Así es que no le quebraron las piernas, sino que
uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió
sangre y agua. El que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su
testimonio es verdadero. El mismo sabe que dice la verdad.
Esto sucedió, para que se cumpliera la
escritura que dice: No le quebrantarán ni un solo hueso, y en otra parte dice:
Contemplarán al que traspasaron" (Jn 19, 34-37).
La
lectura de este texto tendrá que impactarnos siempre a su a los que amamos a
Jesucristo y a su Iglesia. Su contenido es de importancia fundamental para la
Iglesia.
Uno
de los estudios más valiosos y abarcadores acerca de este pasaje lo es el
publicado por Mons. Jorge Mejía, con ocasión del Congreso Internacional acerca
del Corazón de Jesús, en Toulouse (1981) Francia.(6)
Dada la relevancia que tienen tanto el texto mismo como el estudio de Mons.
Mejía, hacemos a continuación una breve síntesis de su contenido:
1.-
|
Ì
|
Nadie puede
responder mejor acerca del origen de la Iglesia que ella misma ...
|
|
2.-
|
Ì
|
Jesús y la Iglesia
son inseparables y no podemos entender los
|
misterios
|
fundamentales
de la vida de Cristo prescindiendo de su proyección y significado eclesial.
3.- Ì
Tanto el pasaje donde Jesús le entrega su madre a Juan (Jn 19, 25-27) ,
como el de la lanzada que atraviesa su costado (Jn 19, 31-37), sólo
alcanzan su pleno sentido cuando los leemos desde la perspectiva eclesial
expresa con que Juan los vivió y redactó.
Teniendo
todo esto presente, Mons. Mejía nos señala que la exégesis más segura y
católica de este texto de Jn 19, 34-37 nos proporciona estos datos
fundamentales :
La Iglesia nace del
costado de Cristo durmiente en la Cruz.
a. Ì Obsérvese, en primer lugar, que el
evangelista desea que quede muy claro que se
propone
dar fe de
un hecho que
para él es
|
|||
absolutamente histórico, aunque tenga un
significado
|
|||
sacramental que va más allá del hecho sensible
|
|||
mismo del que él es testigo veraz. Le
interesa, eso
|
|||
sí, que no nos limitemos a comprobar los
hechos,
|
|||
sino
|
que demos el siguiente paso, desde la fe
|
||
(verso 35b), a la comprensión del "misterio" al que
|
|||
nos refieren esa "agua" y "sangre"
que brotan del
|
|||
Costado del
Redentor.
|
|||
b) Ì
|
Al menos en cuanto
al "agua" el consenso de la exégesis, tanto
|
||
católica como
protestante, es prácticamente unánime : Se trata del
|
bautismo, y a la
|
||
vez, del
Espíritu Santo.
|
|||
c) Ì
|
En cuanto al
significado de la "sangre", aunque el consenso no
|
es tan
|
14
universal,
la mayor parte de los teólogos católicos -
|
particularmente a partir de
|
|||||||
Santo
Tomás de Aquino- sostiene que "la
|
sangre que brotó (del Costado de Cristo) es
|
|||||||
propia
del sacramento de la
|
eucaristía, y el agua, del bautismo, ya que
su fuerza
|
|||||||
regeneradora
procede de la
|
sangre de
Cristo."(7)
|
|||||||
d)
|
Ì
|
Revisten particular
interés - para nuestra comprensión del
|
significado
|
|||||
del
Costado traspasado del Señor - los comentarios acerca
|
del sentido que debemos dar a
|
|||||||
la
túnica sin costuras de Jesús, la cual
|
se reparten los soldados. La túnica
indivisa es
|
|||||||
para él
la Iglesia unida,
|
indivisiblemente, a
Cristo.
|
|||||||
e) Ì
|
Entre los estudios
exegéticos recientes, en relación con este texto
|
del
|
||||||
Evangelio
de Juan, merecen particular atención los de A. Fueuillet
|
y Raymond Brown.
|
|||||||
Ambos
prestigiosos escrituristas nos señalan la
|
importancia del fuerte contexto eclesial
|
|||||||
de los
párrafos precedentes del
|
evangelio de Juan en los que Jesús le
entrega a Juan su
|
|||||||
Madre (Jn
19,
|
23-27).
|
|||||||
f)
|
Ì
|
Aunque el tema de
la relación Esposo-Esposa entre Cristo y la
|
Iglesia es más
|
|||||
típico de Pablo que de Juan, a este último
no le resulta ajeno en
|
||||||||
lo absoluto. De ahí la base que tuvieron los Padres de
la
|
||||||||
Iglesia para establecer un paralelismo
entre el nacimiento de la
|
||||||||
Iglesia,
|
cual nueva Eva, del costado de Cristo, el
nuevo Adán
|
|||||||
"durmiente"
en
|
la Cruz.
|
Tiene particular interés a ese respecto el
que la palabra griega que escoge Juan para designar el costado de Cristo sea la
misma exactamente (pleura) que emplea el autor del Génesis (2, 23) para
referirse al costado de Adán.
En la segunda parte del trabajo, Mons. Mejía
nos ofrece el análisis de una serie de textos del magisterio de la Iglesia en
los cuales ésta reconoce haber nacido del Costado herido de Cristo. Más
adelante, en el Manual, nos referiremos a ellos. Cerremos por el momento este
breve resumen con ese párrafo final tan acertado de Mons. Mejía :
"Definitivamente, la Iglesia nunca
consigue ser ella misma con más éxito que cuando se identifica con ese Corazón
(es decir, amor), del cual nació." (8)
Más allá del
corazón
Una vez que ya tenemos alguna noción básica
del hecho de que el Señor ha querido atraer nuestra atención a su Corazón
herido, nos resulta más fácil darnos cuenta de que tenemos que responder a su
Amor. Volvemos a decirlo, el objeto último de la devoción al Corazón de Jesús
es el Amor de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por eso, ahora debemos dar un
paso más allá del corazón como símbolo para plantearnos el Amor mismo de la
Trinidad que, presente en el Corazón del Verbo sustenta y da eficacia al
símbolo con que nos cautiva e impacta.
Ahora bien, )por dónde empezar, si
casi no hay una sola página en la Biblia que no nos hable del amor de Dios? )Cómo
evitar el generalizar cuando el tema es tan inabarcable?
15
Si nosotros pudiéramos trasladarnos en el
tiempo, para volver atrás y preguntarle a un piadoso hebreo cualquiera o a
varios, cuáles son las dos palabras, los dos sustantivos que expresan mejor la
relación que Dios tiene con ellos, con su Pueblo, la respuesta les resultaría
muy fácil : "hesed" y "emeth". Es decir, la
bondadosa y comprometida lealtad de Dios (hesed) y su gran misericordia (emeth).
Si esto es así, -y cualquiera que haya
estudiado con un mínimo de seriedad las Sagradas Escrituras sabe que así es- es
natural que perdamos un poco la paciencia con tanta gente que sigue repitiendo,
como una cotorra, la consabida letanía del "Dios terrible y lejano"
del Antiguo Testamento.
La vehemencia y ternura del amor de Yahvé
desborda cada una de las historias y las páginas de los caminos de salvación.
Dios es el gran amigo de Abraham y Moisés, y la cláusula más importante del
Pacto entre El y su Pueblo es "que le amen con todo el corazón, con
toda el alma y todas las fuerzas" (Dt. 6, 5), porque así es que
les ama su Dios. "Como tierna madre (Is. 49, 14-15), que no puede dejar
de amarles nunca" por más que le traicionen, continuamente, como esposa
infiel ...
Pocas piezas líricas logran expresar como El
Cantar de los Cantares la audacia del amor de Dios, fuente y raíz de todo
verdadero amor humano. La atrevida sensualidad de las imágenes que emplea el
autor sagrado, solamente debe chocarles a aquellos que se imaginen el amor de
Dios como algo abstruso, gris o inconsecuente. ( Bien sabe Dios que no
es así! : "(El fuego ardiente del amor es una llama
divina! El agua de todos los mares no podrá apagar el amor; tampoco podrían
extinguirlo los ríos." (Cant 8, 6-7).
Amor
desinteresado
¿Qué quiso decirnos San Juan al afirmar que
Dios es amor? (1 Jn. 4, 16). Hemos oído y leído muchas veces que la
palabra que él usa en esta ocasión es la palabra griega "ágape".
También nos han explicado muchas veces, que "ágape" se
contrapone a "eros", etc. Muchos, sin embargo, no acabamos de
convencernos de que sea posible querer con este tipo de amor tan
desinteresado... Algunos, al menos, somos lo suficientemente sinceros como para
reconocer que, dado lo egoístas que somos, nos resulta prácticamente imposible
amar desinteresadamente.
San Pablo lo reconoce también: Encontrar a
alguien que esté dispuesto a dar la vida por una persona buena es muy difícil;
y, encontrar a quien esté dispuesto a morir por salvar a un enemigo, es todavía
más difícil. De hecho, es casi irreal. Pero, esa precisamente es la prueba del "ágape",
es decir, del amor
tan
desinteresado con que Dios ha amado en Jesucristo : Que El dio su vida por
nosotros, cuando todavía éramos sus enemigos por el pecado (Rom 5, 6).
(Ah,
dice San Pablo, cuánto deseo que ustedes se den cuenta de cual es la anchura,
el largo, la altura y la profundidad del amor de Cristo! Excede la
capacidad de nuestro conocimiento humano (Ef 3, 18-19).
Pero, que nada ni nadie les impida, añadiría
Pablo, agradecer, alabar y predicar su amor con el ardor y entusiasmo con que
lo hago yo. No es sino muy acertadamente que San Juan Crisóstomo se atrevió a
decir : "Cor Pauli - Cor Christi", en castellano : "El
corazón de Pablo es el
16
corazón de
Cristo..." (9)
"Dios sabe -
les decía San Pablo a sus queridos filipenses - cuánto los añoro a todos, en
el tierno amor de Jesucristo..." (Fil 1,8) En el texto original, la
palabra griega "splanchna" puede traducirse por entrañas
y también por corazón ; pero obviamente, esta hermosa traducción "en
el tierno amor de Jesucristo" responde muy bien al sentir de
Pablo y al sentir de los que con Pablo nos declaramos "impactados
por el cariño tan grande de Jesucristo".
Verdaderamente
humano
Podremos decir con facilidad que el Corazón
de Jesús es divino y humano a la vez, pero comprender correctamente lo que eso
implica no es tan fácil, y buena prueba de ello son las mil y una herejías en
que hemos caído continuamente al no lograrlo.
Hasta Nuestra Señora misma tuvo sus
dificultades para comprender ese corazón humano-divino de su Hijo. Sabemos, por
ejemplo, que cuando Jesús ya había cumplido doce años subió con ella y con San
José a Jerusalén para celebrar la Fiesta de Pascua (Lc 2, 41-52).
Sabemos, también, que a la hora de regresar Jesús decidió quedarse en el Templo
sin avisarles. Cuando por fin lo encontraron, después de buscarlo afanosamente
por lo menos un día entero, María no dudó que debía darle su buen regaño. La
respuesta de Jesús a su Madre, tan querida, todavía hoy día no logramos
comprenderla del todo; particularmente aquellas de ustedes que son madres ...
Pero, si miramos bien la respuesta del Señor a la Virgen y también a San José,
debiéramos darnos cuenta de que les recompensa más que sobradamente por el
disgusto que les ha causado, ya que les enseña la primera gran lección acerca
de su Corazón Redentor : "(Mi Padre y su voluntad lo son
todo para mí...! Debes comprenderlo, Madre; debes comprenderlo, José ..."
Sí, esa es la primera gran lección que nos
enseña el Corazón de Jesús, por medio de María y de José : Su amor total al
Padre.
La segunda gran lección acerca del Corazón de
Cristo nos la enseña ya María misma. En Caná de Galilea se están casando dos
jóvenes bastante pobres que, con esa generosidad tan característica de los
humildes, han invitado a la comarca entera a su fiesta. El vino se les ha
acabado muy temprano y, ya saben ustedes, la vergüenza tan grande que van a
pasar. Pero Nuestra Señora se ha percatado de lo que pasa y, toda conmovida, acude
a Jesús para que haga algo; a lo que El, cariñosamente, le protesta : "Mujer,
)cómo se te ocurre? Todavía no ha llegado mi
Hora..." (Jn 2, 4). Aquí hubiera concluido esta historia, o mejor
dicho, aquí hubiera abortado, pues, de haberse negado totalmente Jesús a
hacer algo, lo más seguro es que Juan no nos la hubiera contado. Pero, el
corazón de María, intuyendo en el Espíritu Santo la infinita ternura y
compasión del Corazón del Padre y del Hijo para con los pobres, hizo que su
ruego adelantara la Hora de saciar la sed y colmar la alegría y la esperanza,
no sólo de los pobres de Caná de Galilea, sino de todos los pobres de este
mundo.
Esa es la segunda gran lección acerca del
Corazón de Jesús : Los pobres y María lo consiguen todo de El.
¡Qué interesante y qué importante es leer los
evangelios, atentos a los sentimientos del Corazón de Jesús! Importante, porque
así es que se escribieron los evangelios bajo la inspiración del Espíritu
Santo. Cuando Lucas nos deja saber que Jesús se emocionó mucho ante el dolor de
aquella viuda de Naím (Lc 7, 11-17) que llevaba a enterrar a su único
hijo; o cuando nos entera de
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lo
que El lloró, conmovido, el corazón ante aquella multitud hambrienta y
desamparada que lo "seguía" (Lc 15, 32-38). )Por qué y
para qué se fijan ellos en detalles tan marcadamente personales?
La respuesta es obvia : Desean que nosotros
podamos conocer íntegramente al Jesús que conocieron los apóstoles y cuya
personalidad, tan atractiva y sensible, les impactó tanto.
Basten, por el momento, estas breves páginas
como introducción al Corazón de Jesucristo, tal como nos lo muestran las
Sagradas Escrituras. Toca en adelante, a cada cual, el adentrarse en ellas,
guiado por el Espíritu Santo que, desde su Corazón, fecunda a la Iglesia. La
mesa está servida, deja ahora que tu corazón le responda al Corazón de Cristo
que continúa invitándote :
"Mira que estoy a la puerta y
llamo: si alguien escucha mi voz y me abre, entraré a su casa a comer.
Yo con él y él
conmigo." (Ap 3,20)
El Espíritu y la Esposa dicen :
"Ven". Que el que escucha diga también : "Ven". El que
tenga sed y quiera,
que se acerque y
reciba gratis
el agua de la
Vida." (Ap. 22, 17-18)
Notas:
1-
Cita tomada de Cor Salvatoris, Josef Stierli, editor, Herder, Barcelona,
1958, p. 56. 2- Ibid, p. 59. (Hemos abreviado la cita para su mejor
comprensión.)
3- Ibid, p.
64.
4- Ibid.,
pp. 65-66.
5- San
Justino, Padres Apologistas Griegos, Diálogo con Trifón, B.A.C., Madrid,
1954, p. 485.
6- Towards a Civilization of Love, A
Symposium on the Scriptural and Theological Foundations, of the Devotion to the
Heart of Jesus, Ignatius Press, San Francisco, 1985, pp. 101-145.
7-
Tomás de Aquino, Summa Theologica, III, q. 66, Ed. Leon., 1906, tom. 12,
p. 65. 8- Towards a Civilization of Love, p. 128.
9- San Juan
Crisóstomo, Homilía 23, 3, de la Carta a los Romanos, P.G. LX, P. 680.
"Nihil
amori Christi praeponere"
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