miércoles, julio 30, 2014

JESÚS EN LA TORMENTA


Mateo 8:23-27
Luego subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido.     Los discípulos fueron a despertarlo.
—¡Señor —dijeron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar! —Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tenéis tanto miedo?
Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo. Los discípulos no salían de su asombro, y decían: «¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y las olas le obedecen?»


Reflexión.
Cuando atravesamos una experiencia tormentosa con el Señor,
podemos llegar a pensar que se ha dormido porque no interviene como a nosotros nos gustaría, pero seguro que se encuentra esperando el momento oportuno de hacerlo. Dios siempre está presente en las tormentas y éstas lo saben. Ni los truenos pueden hacer más ruido, ni los relámpagos más descargas, ni las nubes vaciar más agua, ni el viento soplar más fuerte del que Dios autorice. Dios está ahí, siempre ha estado ahí, tanto si hay tormenta como si no, el cielo y la tierra están siempre en su presencia.

Jesus les dijo a sus discípulos que era una cuestión de fe. La fe es la seguridad de que Dios está presente y va a intervenir en su momento. Pensar que duerme, o que debe estar en otra galaxia y no ve lo que ocurre, o que cuando decida actuar será demasiado tarde, esto es falta de fe.

Puede ocurrir que la tormenta no sea un medio para mostrar la gloria de Dios, sino su juicio sobre alguien que lo menosprecia o lo provoca, como pasó en el caso de Jonás. Este profeta compró un pasaje para huir de su presencia y alejarse todo lo posible del lugar donde tenía que realizar su servicio. La tempestad que se levantó era tan fuerte que el barco amenazaba con hacerse pedazos. Los marineros aterrados comenzaron a clamar cada uno a su dios y a lanzar al mar lo que había en la nave. Jonás, en cambio, había bajado al fondo de la embarcación para acostarse, y dormía profundamente.

En la anterior tormenta, dormía Jesús, en ésta, el que duerme es Jonás. Parece ser que el protagonista de la historia siempre es el que duerme cuando se desata la tormenta.
El capitán del barco se le acercó y le dijo:
"¿Cómo puedes estar durmiendo? ¡Levántate! ¡Clama a tu dios!
Quizá se fije en nosotros y no perezcamos". (Jonás 1:6)
Los marineros acostumbrados a la superstición pensaron en echar suertes para averiguar el culpable del desastre. Al hacerlo, la suerte cayó en Jonás. No podía ser de otra forma, Dios estaba allí controlando todas las cosas. Cuando le pidieron explicaciones, confesó ser un siervo del único Dios verdadero, Creador y Señor de todas las cosas, pero en este caso, él se encontraba en desobediencia y Dios se enfrentaba a él.

Las olas seguían enfureciéndose y azotando la embarcación con mayor fuerza, Jonás les dijo que le tomaran y le lanzaran al agua para que el mar se calmara, pues, sólo él era el único culpable de aquella tempestad.

Sin embargo, los marineros hicieron un nuevo intento para regresar a tierra y salvarle la vida, demostrando así, una mayor sensibilidad que la suya al no querer profetizar en Nínive. Todos sus esfuerzos fueron inútiles, la situación empeoraba por momentos y finalmente decidieron clamar a Dios aceptando su soberanía y rogándole que no les hiciera a ellos responsables de la muerte de Jonás. Al echarlo al agua, la furia del mar se aplacó y reconocieron a Dios como Señor, y le adoraron.

Como todos sabemos, Jonás no murió en aquella ocasión, debía aún cumplir su misión, y así lo hizo
por la misericordia de Dios. También en esta tormenta los marineros pudieron ser iluminados con la
luz celestial y descubrir a Dios a través de la rebeldía de uno de sus profetas.


EL ESTA PRESENTE EN TU TORMENTA
EL ESTA PRESENTE EN TU DOLOR
EL ESTA PRESENTE EN TU SOLEDAD
EL ESTA PRESENTE EN TU ABANDONO
EL ESTA PRESENTE EN TU FALTA DE FE
ES ESTA PRESENTE EN LA INCOMPRENSIÓN QUE SIENTES
EL ESTA ALLÍ  CONTIGO,  DUERME O ESPERA EL MOMENTO OPORTUNO
PARA INTERVENIR EN NUESTRAS VIDAS.

Recuerda que si estás en la oscuridad tus pupilas se dilatan para adaptarse y ver mejor
así mismo en las tribulaciones las almas soberbias se humillan y buscan a Dios.

Pidamos al Espíritu Santo fortaleza para afrontar nuestras pruebas y no abandonar
nuestra cruz.

Sagrado Corazón de Jesús
en Vos confío






Hombre de fachada triste 
Dale al tiempo buena cara 
No seas casi mar, ni casi rio 
O se mar, o río, o nada. 

Hombre de mediana estampa 
Dale vida a tu esperanza 
No es mejor el que va aprisa 
Para caminar distancias 
Para caminar distancias. 

Coro: 
Hombre si te dices hombre 
No interrumpas tu jornada 
O haras de esta vida tumba 
Y de la tumba morada 
Si has de tener una rosa 
Tienes que mirar la espina 
Si no sabes del dolor 
No sabras de la alegria 

No le pidas al Señor 
Hombre que te de una casa 
Agradecele mejor 
Que tienes vida y trabaja 

De que te sirve la voz 
Para que quieres palabras 
Si te espantas al menor 
Movimiento de aguas bravas 

Coro 

No es mas hombre el que parece 
Ni el que grita mas y espanta 
Sino el que tiene en su voz 
La verdad de su palabra 

Ni el que tiene mas mujeres 
Ni el que bebe mas y aguanta 
Sino el que tiene una sola 
Y una sed para calmarla 


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