martes, junio 24, 2014

¿Me amas?



“Cuando terminaron de desayunar, Jesús le pregunto a Simón Pedro:- Simón, hijo de Juan, ¿Me amas más que estos?- Sí Señor, tu sabes que te quiero - Contesto Pedro.
- Apacienta mis corderos – le dijo Jesús- Y volvió a preguntarle: Simón, hijo de Juan, ¿me amas?- Sí, Señor, tu sabes que te quiero.- Cuida de mis ovejas.- Por tercera vez Jesús le pregunto: Simón, hijo de Juan, ¿Me quieres?- A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: ¿Me quieres?- Así que le dijo: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.- Apacienta mis ovejas – le dijo Jesús-“





Comentario:



Que momento mas amargo tiene que haber vivido Pedro frente a Jesús
después de profesarle amor incondicional hasta la muerte,
y negarlo después por miedo a morir él también en la cruz.

Jesús le pregunta tres veces, para reivindicar lo de su negación,
y es en ese momento seguramente donde Pedro
cae en cuenta de su pequeñez,
y Pedro que siempre fue primero en responder antes que los demás
titubea, no puede decirle abiertamente al Maestro
que le ama, pues entiende que él aún no es capaz de llegar a la entrega
que Jesús mismo dio, que nos enseño y que nos pide,

Pedro le responde cada vez - tu sabes que te quiero.
Jesús comprende la inseguridad de Pedro
y con amor se abaja una vez más a la condición del ser humano
y le pregunta Pedro, ¿Me quieres?
sabemos la respuesta de Pedro, pero pensemos;
Si Jesús nos preguntará hoy mismo, en estos instantes
Hijo mío, ¿me amas más que estos?...
¿Cual sería nuestra respuesta?

Tal vez creamos, que:
Con asistir una vez por semana a misa basta..
con dar 0.50 cent. como limosna basta...
con pertenecer a un grupo de la iglesía y leer la biblia basta....
con rezar algunas oraciones basta...
con hacer una buena obra por semana basta...
con alimentar a un necesitado una vez al mes basta...

¡No creo que sea así!

El hombre rico(Mt 19.16-30; Lc 18.18-30)17 Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó un hombre corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó:–Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?i18 Jesús le contestó:–¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: ‘No mates, no cometas adulterio, no robes, no mientas en perjuicio de nadie ni engañes, y honra a tu padre y a tu madre.’j20 El hombre le dijo:–Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.21 Jesús le miró con afecto y le contestó:–Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riquezas en el cielo. Luego, ven y sígueme.22 El hombre se afligió al oír esto; se fue triste, porque era muy rico.

También dice la Biblia:

Lucas 10:25-37
Nueva Versión Internacional (NVI)
Parábola del buen samaritano
25 En esto se presentó un *experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:
—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
26 Jesús replicó:
—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú?
27 Como respuesta el hombre citó:
—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”,[a] y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”[b]
28 —Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás.
29 Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:
—¿Y quién es mi prójimo?

Querido hermano, la receta para ganar el cielo ya nos la dio Jesús, no existe otra, lo crucial hoy en día es entender ¿Quien es mi prójimo?.

No sé que momento estés pasando o que momento vivas en estos instantes, ni sé donde te encuentras, pero puedo entender, que mientras haya inquietud en el alma del cristiano por las necesidades del vecino, del huerfano, del sin hogar, del desempleado, del enfermo, del afligido, del que vive su luto, del drogadicto, del homosexual, la lesbiana, la mujer de la calle, del ateo, del hermano separado, (mí prójimo) y está inquietud sea calmada con acción y obras que alivien esos dolores de nuestros hermanos, estaremos en un mejor camino para encontrar la puerta angosta que anhelamos pasar, tal vez al cumplir esto, Jesús mismo nos diga, sí, sé que me amaste más que estos, pues tuve hambre y me diste de comer, tuve frio y me abrigastes, diste tu vida por mí, cada vez que pensabas primero en los demás antes que en ti mismo, así te negaste a ti mismo y me seguiste, cada vez que dabas sin esperar recompensa y retribución o reconocimiento.


Queridos hermanos Dios nos dé la fortaleza para poder negarnos a nosotros mismos y no a Él.
Con todo afecto.


SZ















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